Todavía guardo el boleto del viaje que dimos juntos al infinito, hoy lo hallé mientras buscaba con qué tapar mi desnudez.
Conservo aún el beso y la despedida de lo que fue la última vez que nos vimos, esos los tenía una extraña que se convirtió en amiga mía al poco tiempo.
No es mi intención convertir cada situación en algo para contar, mas aun creo, tengo por fin la determinación de hacer los descargos correspondientes, pero ante cualquier otra situación, para recordarme a mí mismo lo que me llevó a pronunciar ciertas frases y actuar de forma azarosa.
La imagen tuya que mejor recuerdo es tu cuerpo de espaldas al mío, en el carmesí poniente, colocándose sus prendas lentamente como incitándome a la hazaña de hacerte olvidarlo al fin.
-que caudales son los que descienden de aquella duna- si soy tan solo una débil marea en el océano de tus relaciones- que axiomas puedo tomar para argumentarte lo contrario?-
No dudabas ni un segundo, nuestras fronteras era nuestras costas, nuestra maldad era nuestro aliento. Qué pues, nos trajo a tal encrucijada, mi torpeza? o tus intempestivas ansias de mí? Hasta hace algunos meses la respuesta no me era esquiva, solamente que no la buscaba.
Pero está bien, BASTA! de boberías y de seudoprudencias, yo te amé aún olvidando a esa persona que mientras más insensato me mostraba, más paciencia me tuvo. Y tú,según la perspectiva general, mostraste algo parecido a eso, no obstante seguías suplicando por migajas al “rey” de tu vasto corazón.
-Nunca la justicia se muestra como tal, mas aún termina por mostrarse-
En qué momento me atreví, temo errar al tratar de dar detalles… el único sollozo fue el mío al final, y obviamente no está en tus memorias porque no fue frente a ti…